It's my life...

40 metros

Mas Locuras

Ahi estamos los valientes en una barquita entre los rápidos.
(Rio Noguera, Llavorsi, Pirineo Catalan)

Por la tarde, senderismo buscando la ermita inalcanzable.

Mañana, un barranco. Que no es el del infierno, pero es casi igual de dificil segun el guia (que nos insistio despues de vernos como nos tomabamos el rafting... que hacer el barranco de iniciacion, nos iba a aburrir... que fuesemos a por el chungo).

Y para los que despues sigan teniendo cuerpo... HidroSpeed. Yo me apunto al Spa del hotel mejor.


Recuerdos para los que al final no se animaron... (Si, si, esto es solo para dar envidia).


Besos!!

Ginebra

Bajando a los infiernos...

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Es el tunel de bajada de material a la caverna subterranea donde esta el detector. La reja esta en el suelo, y no conseguia hacerle una foto decente al hueco para que se viese la profundidad (desde abajo tampoco sale bien). Asi que... hice un video. Por cierto, si, hay un ascensor normalito para bajar, no hace falta hacerlo por ahi. Lo poco que tarda en bajar los 100 metros es una experiencia en si misma.

Creo que deberian prohibirme irme por ahi con la camara, pero... y lo bien que me lo paso...

Volando de nuevo

A traves de la ventanilla de un avion la tierra se vuelve difusa, lejana. Un mosaico en verdes y marrones salpicado del azul de las montañas. Volando poco a poco ves como con las provincias, con los paises, no solo hay que cambiar de moneda y de idioma.

Madrid desde el cielo es amarilla y naranja, seca y austera. No importa que desde el suelo impere el azul vivo del cielo y el verde luminoso de los arboles y el blanquecino gris de los muros. Desde arriba, el Retiro se hace diminuto, y las encinas de la Casa de Campo no cubren el terreno, solitarias, independientes. Mi Madrid de contrastes, dinamico, no es el Madrid monotono de los pajaros.

Vayas donde vayas, tu avion cruzara despues las montañas (blanco-azul-gris entremezclado). Y los campos se iran volviendo mas verdes. Poco a poco el amarillo desparece, el naranja se vuelve marron, aparecen toques de azul dispersos en el paisaje. Los colores del mosaico se disuelven en tonos pastel.

Y antes de que te quieras dar cuenta, aterrizas. Por encima de las montañas, sobre el lago envuelto en niebla, entre los campos verdes y los bosques aun mas verdes verde . Bajo el cielo azul celeste y frente a las montañas coronadas con nieve incluso en verano. La frontera entre Francia y Suiza si es igual para un aguila que para una cientifica perdida.

Tranquila, suave. Placida. El paisaje parece llevar igual desde que puso la primera piedra en Ginebra. Una belleza de paisajista ingles del XIX.





Desde el asiento de atras de una moto (si, si), a 120km/h por una carretera comarcal suiza, vuelve a cambiar. Y sin dejar su suavidad... su tranquilidad... Esta vez el recuerdo que me llevo de vuelta a casa es la sensacion del viento moviendome, del azul a lo lejos y el verde rodeandome, cambiando, moviendose tan rapido como yo en una carrera hasta el "famoso" P5.



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